En el número más reciente de Letras Libres (271) podemos leer dos artículos tramados, de dos formas distintas, en torno a la lengua. Uno trata sobre la imperiosa necesidad de crear un diccionario total del español. El otro versa sobre el sinsentido de las palabras: de textos y traducciones, en fin, de los nombres y las ideas.
De espaldas, o contiguos, en la materialidad de las páginas impresas de la revista, se dan la mano dos de las formas del uso y aprendizaje de la lengua, del idioma. Gabriel Zaid abunda en la descripción de ese diccionario inexistente que a todas luces extrañamos, mientras que Alejandra Eme Vázquez insufla vida a Ulalume González de León para que nos hable de la peculiaridad poética de su nombre y del nonsense carolliano.
Tanto Gabriel Zaid (1934), uno de los últimos poetas vivos de su generación, fructífero ensayista, pensador y crítico de las industrias humanas (de las valerosas y las cobardes) como Ulalume González de León (1932-2009), son parte de ese grupo literario llamado de Medio Siglo, herederos de Reyes, Paz y Arreola, así como de toda una cultura libresca que los marcó hasta los huesos alrededor del lenguaje y su poder de creación.
En "Por un diccionario total" Zaid vierte sus expectativas de un diccionario del español que lo abarque todo, de los plurales de las palabras a las conjugaciones, de los nombres propios a los errores más comunes, de las abreviaturas a los acrónimos.
De manera particular me llamó la atención esta indicación:
"Los correctores de las editoriales tienen más autoridad en la práctica que las remotas academias. Hay que darles voz en el diccionario total, publicando sus opiniones (breves), en el artículo correspondiente."
Porque como siempre, Gabriel Zaid mientras escribe hace un call to action. Dicta lo que es necesario hacer, emprende él mismo y provoca empresa, como lo ha dicho ya en varias ocasiones su editor Enrique Krauze a propósito de lo que se debería hacer para fomentar la lectura, para promover libros y librerías, para crear gusto y conocimiento.
Del otro lado de la página, a la vuelta de página, después de la firma, comienza el texto de Alejandra Eme Vázquez, "A la manera de Humpty Dumpty: Ulalume González de León" en cuya trama el lector se ve envuelto en esa otra lengua, o, para ser menos impreciso, el lector lee y se entera de ese otro uso de la lengua que se enfrenta y confronta con todo diccionario: el uso propio de las palabra sin sentido: de significantes sin significado preciso o unívoco.
Tal vez el diccionario que propone Zaid (sólo posible en línea) debería incluir muy brevemente palabras y nombres como, y con tal información:
Lewis Carroll: escritor, matemático y fotógrafo, amigo de Alicia, la del país de las maravillas, y escritor de La caza del Snark.
Humpty Dumpty: Que "significa la forma que tengo... y, como puedes ver, es una forma muy hermosa", dicho por el propio HD.
Edgar Allan Poe: poeta romántico estadounidense, creador de los poemas The Raven y Ulalume y el cuento ¿policiaco? "Los crímenes de la calle Morgue".
Ulalume: poema de Edgar Allan Poe.
Ulalume González de León: poeta y traductora, propuso una versión nonsense en español de The Hunting of Snark de Lewis Carroll. Su nombre se compone de Ulalume + González de León, es decir, de la confluencia del nombre del poema de Poe y del apellido de su marido, el arquitecto Teodoro.
Dos poetas (y una medium) que escriben sobre el uso y los instrumentos de la lengua. Dos artículos sobre el registro de lengua, que va del manual para el mejor uso del idioma al sinsentido de esa literatura que vale la pena, ya que de esta forma, la literatura "Es total libertad de expresión, ya que en su falta de propósito nada lo expone a presiones estéticas o filosóficas, morales o sociales." (UGL p. 64).
Lo que leemos en estas páginas de revista cobra, voluntariamente o no, la forma de un mismo ser aunque hermafrodita, con dos lenguas: la del registro y normatividad convencional (aunque de una manera más clara y profunda), y la de la libertad propia de un caos semántico, de sentencia tertuliana: creo porque es absurdo, o, con más precisión, la arrabaliana: creo porque es confuso.
Codo a codo o enfrentados, dándose la mano o cuidándose la espalda, los dos poetas se nos presentan dueños de sí ulaluminándose mutuamentalmente para gozo y negocio nuestro.
Francisco Vásquez @asiriax
De la imagen: "Azules", La Emperatrix, trazo digital, 2020-2021: @emperatrix07
La mengua, querido Paco, es el Aleph que ya Borges vislumbró. Todo lo que ha sido, es, será y pudo ser, se encuentra en lo nombrado, así sea de manera mental, con los ojos, con el deseo o el desaliento. Wittgenstein también intuyó que en lo nombrado se edifica el topus uranus.
ResponderEliminarAbrazo,
Óscar
Gracias Óscar. La lengua además de andrógina es anfibia cuando se cultiva. Y su reproducción es dato y el metadato de siempre, el ricercare, la fuga, el abismamiento.
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